El neurólogo berlinés Johannes Heinrich Shultz elaboró los principios del entrenamiento autógeno partiendo de las observaciones en el uso de la hipnosis (que dominó a la perfección). El principio sobre el que se fundamenta el método consiste en producir una transformación general mediante ejercicios fisiológicos y racionales, que logran resultados idénticos a los que se pueden lograr a través de estados sugestivos (“autohipnosis”).
Se basó en su descubrimiento de que la mayoría de las personas son capaces de alcanzar un estado de relajación profunda, sólo con el poder de su imaginación. Así, por ejemplo, en personas que imaginen un intenso calor en sus brazos puede medirse un aumento real de la temperatura, debido al aumento de su riego sanguíneo.
Ejercicios autógenos básicos: calor, pesadez, respiratorio, abdominal, de pulsación y de la cabeza.
El entrenamiento autógeno se aplica por motivos muy diferentes: como técnica de relajación puede utilizarse, por ejemplo, en caso de nerviosismo, trastornos del sueño, combatir trastornos psicosomáticos, problemas digestivos, dolores de cabeza e hipertensión. Sin embargo, se debería consultar antes a un médico para confirmar que no existe ninguna causa física grave que origine estos síntomas.
En el estado de relajación causado por el entrenamiento autógeno se está sensible a la autosugestión; esto puede usarse, mediante las fórmulas adecuadas, para dejar de fumar, beber u otras adicciones similares. También puede utilizarse para mejorar el rendimiento físico y mental o la confianza en uno mismo tanto en público como en el entorno personal.
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