Por cuestiones de tipo personal, mi curiosidad y ganas de entender un poco más el tema de los trastornos cerebrales, me lleva a estudiar uno de ellos y a seguir impactada por el desconocimiento que aún hoy tenemos sobre este increible órgano y en cómo la mayoría de estos trastornos no nos impresionan hasta que los vivimos de cerca y en personas a las que queremos tanto...
El delirium o síndrome confusional agudo no es sólo un síntoma, implica una alteración de la conciencia y por tanto una disminución de la capacidad de identificar y reconocer el entorno, ocasionado siempre por causa orgánica (entendiendo por causa orgánica una enfermedad médica o efectos de alguna sustancia o tóxico). Secundariamente a la alteración de la conciencia puede existir afectación de otras funciones cognoscitivas, como una alteración del pensamiento (delirio), alteración de la percepción, de la memoria, de la afectividad, etc.
Los ancianos tienen mayor riesgo de presentar un delirium por distintos factores (polimedicados, “envejecimiento cerebral”, déficit sensoriales, aislamiento, cambios de entorno habitual). Todos estos factores se combinan entre sí y cualquier desencadenante puede actuar sobre ellos y producir un cuadro de delirium.
Las causas desencadenantes de delirium son:
- Desequilibrio metabólico: hipoxia, hipercapnia, hipoglucemia, enfermedad renal, enfermedad hepática, alteraciones equilibrio ácido-base, electrolíticas, etc.
- Endocrinopatías: hipotiroidismo, hipertiroidismo, hiperfunción suprarrenal
- Estados febriles
- Déficit vitamínicos: vitamina B12, folatos y Tiamina
- Estado postoperatorio
- Procesos cardiovasculares: hipotensión, crisis HTA, insuficiencia cardiaca.
- Lesiones del SNC: ACVA, aneurismas, convulsiones , TCE etc.
- Infecciones
- Deprivación sensorial o sobre estimulación: sordera, defectos de refracción.
- Fármacos: anticolinérgicos, anticonvulsivos, antihipertensivos antiparkinsonianos, antipsicóticos, glucósidoscardacos, Cimetidina, clonidina, Disulfiram, insulina, opiáceos, fenciclidina, Fenitoína, ranitidina, salicilatos, sedantes e hipnóticos, esteroides.
- Tóxicos y drogas: alcohol, monóxido de carbono, etc.
Un error importante y nada raro en la clínica diaria es la confusión del delirium con el empeoramiento o la exacerbación de una demencia.
FUENTE: fisterra.com (Atención primaria en la red)
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